El juego comienza directamente, sin introducción alguna,
aunque el primer capítulo ya nos puede servir de introducción porque
aprendemos cómo manejar a Josef, un habitante que ha sido desechado
por la sociedad en la que vivía, descuartizado y lanzado al
vertedero de basuras, le falta un brazo, la cabeza y una pierna.
Josef puede expandirse (hacerse más alto o encogerse, eso según la
necesidad del momento). Una preciosa y encantadora aventura amateur
que nos llega al fondo de nuestra parte más romántica. Durante el
juego no oirás ni una sola palabra, algún gruñido que otro, pero sin
diálogos. Estos se producen a través de una comunicación telepática
en forma de “bocadillos” donde se expresan los deseos de los seres
metálicos.
Este es uno de esos juegos en los que una no se cansa nunca
de jugar, que te metes tanto en el papel del protagonista, que
disfrutas tanto de él y de todo el juego, que una desearía que nunca
se acabase. Pero esto no quiere decir que el juego sea fácil, ni
mucho menos, tiene algunos puzzles que se las traen, algunos dan
hasta dolor de cabeza de tanto pensar, pero es una delicia vivir la
aventura de Josef, que quiere rescatar a su amada a cualquier
precio y está dispuesto a todo. Singularmente atractiva, muy aditiva
y bella desde el propio comienzo hasta el final. Este juego es uno
de esos imprescindibles para todo buen amante de las aventuras
gráficas. Se merece un 10 y su nota mínima debe de ser 9, aunque yo
le otorgo el 10 por lo que he disfrutado, por lo ingenioso que
resulta y lo bien hecho que está. Felicidades a Amanita design por
una joya tan hermosa.
Un consejo antes
de comenzar.
Cada pantalla es un puzzle que va en aumento progresivamente, solo
hay seis espacios para guardar, pero pueden sobre escribirse, así
que mi recomendación es que cada pantalla que paséis, hagáis una
salvaguarda, que nunca se sabe, especialmente en aquellos lugares en
los que los puzzles se vuelven enrevesados y haya que recomenzar, es
más fácil cargar una partida guardada con anterioridad que tener que
rehacer todo el camino recorrido sin haber guardado.